Grupos desestabilizadores van de cola en cola fomentando la violencia
En las últimas dos semanas se presentaron hechos violentos en el país que son atribuidos a la escasez de alimentos y que de darse en forma persistente podrían configurar un estado de conmoción social. Justo lo que se necesita para invocar la Carta Democrática Interamericana y propiciar la intervención externa en Venezuela.
Según reza el artículo 20 de la carta, el mecanismo se activa en los países cuando “se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático”.
El punto será discutido el 23 de junio en una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en atención a la solicitud del secretario general Luis Almagro.
A pocas semanas de esa reunión comenzaron los eventos, en puntos estratégicos, de algunas zonas populares de Caracas, como Petare el 9 de junio, La Vega y Catia. También en el interior del país se produjeron focos en Cumaná, Puerto La Cruz y Cariaco.
Freddy Bernal, coordinador de los comités locales de abastecimiento y producción (Clap) informó el martes 14 que algunos dirigentes políticos, especialmente de Voluntad Popular y Primero Justicia, están involucrados en esos disturbios: “La semana pasada en el municipio Aroa, de Yaracuy, se quemó la casa y el carro del alcalde y de los 23 detenidos; la mayoría son de Voluntad Popular”. Agregó que los bachaqueros forman parte de la desestabilización: “Hay bachaqueros que tratan de entrabar el mecanismo de los Clap y generar desasosiego en la población y el saqueo en la mayoría de los casos para decir que en Venezuela estamos en conmoción social”.
Venden lo saqueado. A través de videos difundidos en las redes sociales, ha quedado en evidencia que la mayoría de esos hechos no son por falta de comida, sino por vandalismo de grupos organizados que arrasan con todo lo que hay en los comercios.
Hace quince días unos bachaqueros iniciaron la revuelta en Palo Verde. Comerciantes que pidieron no ser identificados afirman que se trata de las mismas personas que venden productos con sobreprecio en la redoma de Petare y que, aprovechándose de una cola que había para comprar artículos de limpieza, empezaron a gritar “saqueo, saqueo” justo en el momento en que llegaba un camión lleno de carne que venía de José Félix Rivas. Lo saqueado allí lo vendían al día siguiente en las calles de Petare como si nada.
“Salieron un montón de jóvenes que se dedican a gritar y alterar el orden público, y por otra parte hombres y mujeres adultos con la misma intención. Andaban juntos y eran los que se metían en los comercios”. Entre esos locales está una panadería de donde se llevaron cigarros, yesqueros, chucherías, tortas y las pertenencias de los empleados del lugar.
Las colas son el foco. En Catia hace una semana se produjo un intento de saqueo de comida, ropas, zapatos y electrodomésticos. Voceros comunales de la parroquia Sucre que pidieron no ser identificados para evitar represalias, aseveran que hay grupos desestabilizadores que se han ido agrupando para evitar la venta controlada de comida.
“En el bulevar Pérez Bonalde hay una gente liderizada por Eladio Campos, un bachaquero que tiene bajo su mando alrededor de 20 personas dedicadas a sabotear las colas. Se van dos de esas personas a una cola, uno se intenta colear y el otro da casquillo para que no lo dejen meter cuando en realidad andan juntos. A raíz de eso se genera un caos y se desorganiza la cola. Su intención no es comprar, sino lograr que cierren el negocio y no se vendan los productos regulados, así la gente se ve obligada a comprarle a los bachaqueros”, cuentan voceros comunales de Los Frailes de Catia.
En Artigas también hay una forma de generar violencia y es frenada por los líderes comunitarios de acuerdo con Wilfredo Jiménez, de la Comuna San Juan.
“Hemos detenido algunos focos de violencia en la zona, de personas que se ve claramente que son enviadas por sectores opositores, porque van por la cola gritando las mismas consignas que vocean en las concentraciones de la derecha. Nosotros nos encargamos de estar vigilantes de que no se prenda ningún lío”.
Billete de por medio. Esta semana se desarrollaron en Cumaná (Sucre), hechos de violencia que llevaron a la militarización de la ciudad. Ante esto, el alcalde David Velásquez declara que detectaron bandas delictivas con financiamiento para desestabilizar. “Son grupos vinculados a sectores de la ultraderecha venezolana con financiamiento para que hubiese una agitación primero, y después un cuadro de violencia en diferentes puntos, específicamente en sectores populares. Tenemos alrededor de 40 detenidos muchos de ellos menores de edad, que han recibido dinero para hacer ver que en el país hay un caos por la falta de comida. Están totalmente identificados”. Dijo que los grupos que comenzaron la revuelta eran motorizados armados “por eso se tomó la medida de suspender el tránsito de motos por 72 horas”.
El vicepresidente de la República, Aristóbulo Istúriz, sostuvo el pasado jueves que los actos de vandalismo de Cumaná, fueron parte de un plan tramado “por factores de la derecha más rancia”.
Expresó que “esto no tiene que ver con la política, menos con la democracia y mucho menos con el hambre”. Istúriz aseguró que la aplicación de los Clap está dando resultados y que, “por eso, la derecha está desesperada”.
Cronología del sabotaje
En Petare, el jueves 9 de junio, saquearon un camión de carne que dio paso a una revuelta donde, aprovechándose de la confusión, arrasaron otros comercios.
Ese mismo día, un grupo de personas que permanecía en cola para comprar comida en Santa Teresa del Tuy saqueó un camión que transportaba alimentos frente al Día Día.
Al día siguiente, el viernes 10 de junio, fue en La Vega, donde hubo saqueo, una protesta y un enfrentamiento de delincuentes con la Policía Nacional Bolivariana.
El sábado 11, en Cariaco (Suc) se produjeron protestas desde la mañana que dejaron más de 11 personas heridas. Dos días después, en Cumaná también hubo protestas y actos vandálicos.
Al día siguiente, el miércoles 15, pasó lo mismo en Barcelona (Anz).
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