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Hugo Chávez con la lucha del Libertador en sus hombros
Cuatro días luego del 24 de julio (1783), día en que nació el Libertador de América Simón Bolívar, es decir, el 28 de julio (1954), pero 171 años después, llega a la vida y a Venezuela el hoy Comandante Eterno de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, y ello sin que historiadores, analistas políticos ni ciudadanos en general pudieran imaginar que ambos estarían profundamente unidos por los sueños de independencia, soberanía, bienestar, igualdad, sensibilidad y amor hacia su pueblo, así como la más notable consecuencia de su entrega: enfrentar las arremetidas de sus enemigos imperiales, como en efecto ambos lo hicieron.
En un ambiente que pudiéramos calificar de altamente diferente, Simón Bolívar nace en la principal ciudad de Venezuela, Caracas, custodiado por la riqueza, el bienestar del tiempo colonial y la influencia de un estilo de vida limitado a una élite, mientras que más de un siglo después, llano adentro, en Sabaneta de Barinas, Hugo Chávez nace en un campesino ambiente sin el florecer de la riqueza pero donde los frutos del amor orientaron su crecer de niño pobre.
Dos crianzas diferentes. La del niño Simón barnizada con la pérdida del padre y la madre cuando aún no había llegado a los 10 años y luego el padecimiento del subsecuente ir y venir entre familiares y extraños, que cualquiera imagina sepultaron su sentir por un tiempo. Mientras, en contraste, el llanerito Hugo disfrutaba con alegría y mucho amor, por parte de su familia, de su vida de niño.
Por las mentes de ambos muy bien figuraban la maternal Hipólita y la abuela Rosa Inés, dos mujeres que nutrieron los corazones de ambos muchachos, por cuyas mentes jamás pasaría idea alguna que tuviese que ver con las dinámicas y gloriosas andanzas que ambos transitarían el resto de sus días.
Tanto Simón Bolívar como Hugo Chávez siguieron sus caminos, pasaron por la pubertad y la adolescencia hasta esa juventud que entra en la adultez, etapa en la que los sueños iniciales se ven truncados por las circunstancias del momento que los orientan hacia otros destinos.
Así, Bolívar se desvía hacia el mundo de la política, de la lucha independentista, luego de la muerte de su esposa. Y Chávez, por su parte, se desprende de la gran ilusión del beisból, entra en la Academia Militar y descubre su real pasión que no es otra cosa que conocer al Libertador, interpretarlo y asumir sus ideales de independencia, libertad, lucha por la soberanía, por la justicia y el bienestar del pueblo.
El beisból y la admiración por el pelotero «Látigo» Chávez, pasaron a un segundo lugar y el llanero Hugo se enamoró por completo de la vida militar, de Simón Bolívar y de la historia de su Nación.
Lo cierto es que el aprendizaje de Hugo Chávez como militar y la adquisición de conocimientos acerca de la realidad venezolana, el liderazgo de Simón Bolívar y su rol en la historia de la independencia nacional lo conducen hacia la creación de un movimiento rebelde dentro del ejército y posteriormente al intento de rebelión del 4 de Febrero de 1992 en contra del gobierno de Carlos Andrés Pérez.
La historia de la transformación social venezolana comenzó cuando la ciudadanía, al frente de la televisión en sus hogares o con el radio de pilas en la calle, escuchó del Comandante Hugo Chávez su rendición barnizada con un: «Compañeros, lamentablemente por ahora los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital; es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar, y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse, definitivamente hacia un destino mejor».
En esas circunstancias de la derrota militar, estuvo dicho todo y su voz pareció marcar en un invisible mapa para la mayoría de los venezolanos que la transformación había empezado. Fue a prisión con sus compañeros de rebelión y de allí salió hacia los caminos de Venezuela que luego le conducirían a la victoria y al nacimiento de la Revolución Bolivariana.
Es mucho lo que habría que decir del Comandante Hugo Chávez, del amor y el respeto por la gente menos beneficiada, por los niños, las mujeres, ancianos, personas con discapacidad, sus logros en educación, salud, vivienda, la creación de una gran conciencia política de los ciudadanos, de la identidad del país, del amor por la tierra donde se nace, de su historia, de sus libertadores y por la unidad latinoamericana y el rechazo frontal al imperialismo.
Hoy, al cumplir 65 años el Comandante Eterno Hugo Chávez, hay que decir que continuó la forja independentista de Simón Bolívar y la transformación de Venezuela y quizá a sabiendas de su destino, entregó el testigo a Nicolás Maduro, actual presidente legítimo y constitucional de Venezuela, quien asume a los dos guerreros y sigue con la defensa de la soberanía venezolana, del pueblo y conduce con esfuerzo al país hacia la soñada Venezuela Potencia de frente ante las dificultades.
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